domingo, 7 de junio de 2009

Fin de la Era Irureta

Febrero de 1993.
A pesar de haber vencido en el Molinón sobradamente y de tener una buena plantilla, el Real Oviedo, en toda esa primera vuelta solo venció en cuatro partidos. La situación en la tabla empezaba a ser realmente preocupante, el equipo no levantaba cabeza.

Irureta tenía problemas además con uno de los jugadores más carismáticos y queridos por la grada, con Carlos, al cual dejaba en el banquillo una y otra vez. Dejar a un goleador como Carlos sentado era un lujo que el Real Oviedo no se podía permitir.

Estadísticas de Irureta al Frente del Real Oviedo.

Ante el desaparecido Logroñes se empató 0-0 en el Tartiere. Aquello desató la ira de la grada, que veía como una plantilla de lujo se iba al pozo sin que nadie reaccionara.

Todo ello llevó al cese de seguramente el entrenador más importante de nuestra historia, el que nos había llevado a Europa, el que logró mantener durante año y medio el Carlos Tartiere imbatido.
Ambiente en el Chiribí antes de un partido de sábado.

Curiosamente la decisión se tomó no tras el empate en casa ante el Logroñes, sino tras vencer en Copa en el campo del Extremadura, una victoria que nos metía en los cuartos de la Copa, algo que no pasaba hacía 40 años.
Siempre habrá un sitio en nuestros corazones para el bueno de Jabo, pero estaba claro que el equipo necesitaba un meneo, y para ello llegó unos de los mayores "vendehumos" de la historia, Radomir Antic.

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martes, 2 de junio de 2009

La vida en "blue"


Una vez más llegaba el ansiado derby. Durante la semana los diarios regionales hacían eco del desplazamiento masivo de jóvenes carbayones. 500 entradas para Chiribí y 500 para BB.AA. Acudiríamos en tren, como era costumbre y los periódicos hablaron todos los días a lo largo de aquella semana del dispositivo policial, de la llamada “burbuja”.
Al igual que ocurriese en el Trofeo del Principado, el Real Oviedo volvió a ganar. Tercera victoria en un mismo año y una vez más Lacatus se convertía en protagonista. Un gol suyo nos daba la victoria ya a los 10 minutos del comienzo tras una pifia de Luis Sierra, como no. El de la boyna, que el año anterior se metía con el rumano tenía que ver otra vez como nuestro “bad boy” se reía en su cara y en su casa una vez más.


En la grada lo típico, insultos a dolor y cánticos más por nuestra parte que por la suya. Los locales viendo que aquellos paquetes que tenían por equipo no iban a remontar jamás fueron poco a poco y en silencio abandonando lo que llaman “el Anfield del Piles”. Y es que allí cuando las cosas van bien se llena el campo, pero cuando van torcidas... no quedan más que las ratas abundantes de sus sótanos.





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