A pesar de haber vencido en el Molinón sobradamente y de tener una buena plantilla, el Real Oviedo, en toda esa primera vuelta solo venció en cuatro partidos. La situación en la tabla empezaba a ser realmente preocupante, el equipo no levantaba cabeza.
Irureta tenía problemas además con uno de los jugadores más carismáticos y queridos por la grada, con Carlos, al cual dejaba en el banquillo una y otra vez. Dejar a un goleador como Carlos sentado era un lujo que el Real Oviedo no se podía permitir.
Ante el desaparecido Logroñes se empató 0-0 en el Tartiere. Aquello desató la ira de la grada, que veía como una plantilla de lujo se iba al pozo sin que nadie reaccionara.
Todo ello llevó al cese de seguramente el entrenador más importante de nuestra historia, el que nos había llevado a Europa, el que logró mantener durante año y medio el Carlos Tartiere imbatido.
Curiosamente la decisión se tomó no tras el empate en casa ante el Logroñes, sino tras vencer en Copa en el campo del Extremadura, una victoria que nos metía en los cuartos de la Copa, algo que no pasaba hacía 40 años.
Siempre habrá un sitio en nuestros corazones para el bueno de Jabo, pero estaba claro que el equipo necesitaba un meneo, y para ello llegó unos de los mayores "vendehumos" de la historia, Radomir Antic.
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